Defender el Derecho a la Vida, un valor cristiano que debe prevalecer más allá de cualquier cambio.
Una vez más se aproxima el día donde nos disponemos a elegir a la persona que nos gobernará durante los próximos cuatro años, para lo cual debemos prepararnos, analizando e informándonos cuidadosamente sobre los candidatos.
Por lo general ese análisis lo realizamos tomando en cuenta nuestra visión ciudadana e intereses personales, como por ejemplo, nuestras necesidades económicas, afiliación política, simpatía que nos produce el candidato como persona, etc. Pero existe un aspecto más que es al que quiero referirme y compartir con ustedes.
Nuestras vidas se compone de muchas condiciones, por ejemplo, somos de un determinado origen nacional, somos padres, somos profesionales, empresarios o empleados, somos demócratas, republicanos o independientes, somos de una determinada raza y sexo, somos…, etc. Pero existe una condición que nos identifica por encima de todas las demás y es que somos cristianos.
Ser cristiano significa haber aceptado a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, que seguimos sus enseñanzas y encausamos nuestras vidas como nos marcan esas enseñanzas, dando testimonio de Cristo en cada instante de nuestras vidas, aún a la hora de ejercer nuestro voto.
Por lo tanto, al analizar a los que pretenden ser nuestros gobernantes debemos hacerlo por encima de nuestras simpatías personales, por encima de nuestra afiliación política o nuestra salud financiera pues todos esos aspectos pertenecen al momento presente y están sujetos a cambiar mañana. Sin embargo nuestra condición de cristianos la llevamos aún después de nuestras vidas.
Como cristianos nos revestimos de valores, siendo uno de los más importantes que defendemos la vida, que nos oponemos sin temor y alzamos nuestras voces contra el horrendo crimen que se comete cuando se asesina a un niño antes de nacer. Hace cuatro años les escribí sobre el tema y desde entonces cosas favorables han sucedido. En el 2007 la Corte Suprema se pronunció a favor de la constitucionalidad de la ley aprobada en el 2003 que prohíbe una de las modalidades más abominable de aborto, el llamado Aborto de Nacimiento Parcial ( Español), (English), (Video). Este gran logro no debe ser nuestra única meta, debemos insistir hasta que no se impida el derecho a la vida a ningún niño por nacer, desde la etapa de la concepción.
El próximo presidente tendrá la oportunidad de nombrar 2, quizás 3 jueces a la Corte Suprema y lo hará desde su visión política y filosófica, incluyendo su posición con respecto al aborto. Por eso es nuestra responsabilidad y deber, procurar que esta persona comparta nuestros valores cristianos, sobre todo el derecho que tienen a la vida los más indefensos e inocentes, los niños que aún no nacen, de lo contrario se corre el riesgo de perder lo logrado.
El 4 de Noviembre debemos votar con nuestra conciencia. Yo ruego a Dios que esa conciencia esté inspirada en las enseñanzas que nos muestra las Sagradas Escrituras, donde dice: Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado (Jr 1,5; Jb 10,8-12; Sal 22, 10-11). Y también en los documentos que al respecto nuestra iglesia ha emitido, entre los cuales encontramos: La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos los derechos de la persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf CDF, instr. "Donum vitae" 25).
Espero que estas palabras que con humildad te expongo, te motiven a meditar sobre el tema y llegar a tus propias conclusiones, siempre desde la perspectiva de un católico, discípulo de Jesús, para cual defender el derecho a la vida es un valor cristiano que debe prevalecer más allá de cualquier cambio. Dios te bendiga.
Osvaldo M Negrin